Prisioneros del Delirio: una familia cultural murguera

Cada vez que escucha o dice la palabra murga, a Julia Horschovski le nace inmediatamente una sonrisa. 
Hace 4 años que forma parte de Prisioneros del Delirio, una murga de la localidad de Sarandí, en el partido de Avellaneda, que entre otros shows, tuvo el año pasado en el local La Trastienda en Capital Federal, una presentación con gran éxito. 
Cree firmemente en la murga como parte de la cultural popular y aspira a que este movimiento siga creciendo cada vez más.
A sus 20 años, estudia Comunicación Social en la UBA, y reparte su tiempo entre su trabajo, la facultad y la murga. 
Su vida junta apuntes de Adorno y Horkheimer, con lentejuelas, flecos  y bombos.





 ¿Cómo nace Prisioneros del Delirio y como fue tu decisión de unirte ?
Prisioneros nació en el año 2000, con la idea de transmitir ideas a través de la música y de la murga. Al principio eran 20 personas y hoy somos alrededor de 90 integrantes. Se decidió usar los colores violeta, turquesa y verde para que nos representen y nos identifiquen. 
La realidad es que yo entré a la murga pura y exclusivamente para hacerle "el aguante" a una amiga que quería entrar y no se animaba a ir sola. Yo no sabía nada de Prisioneros. Y cuando llegamos al primer ensayo, nos contaron la historia de la murga como género, la historia propia de Prisioneros, su visión de la vida y de cómo cambiar la sociedad, y ahí me enamoré.


 ¿Qué lugar ocupa la murga en tu vida?
 La murga, a decir verdad, cada vez ocupa más lugar. Empecé solo yendo a los ensayos de los sábados (no faltaba a ninguno, ni aunque lloviera a cántaros). Después me sumé a las reuniones donde armamos el espectáculo, y así poquito a poco, sin darme cuenta, estaba dedicándole horas de cada día a pensar la murga.
Además, en Prisioneros, somos como una familia. Más allá de que somos muchas personas, y tal vez no tengo una relación demasiado cercana con todos, entro al club y ya me siento contenida por un montón de personas.
Reparto mi tiempo entre el trabajo, los ensayos y la facultad, y le dedico a la murga y a la carrera, la mayor parte del tiempo porque son dos cosas con las que me siento contenta y plena.


¿Cómo fue la experiencia de hacer los shows en La Trastienda?
El espectáculo en la Trastienda es algo que todavía no podemos creer. Ahora mismo estamos editando el DVD que relata un poco esa noche,veo los crudos y parece que fuera ayer. Llevó mucho trabajo, nadie se puede dar una idea de lo que trabajaron las personas que actuaron, y las que no, también. El que no actuaba, grababa, ayudaba a armar las coreos, editaba, y muchos más etcéteras. Aunque no fue la totalidad de la murga la que actuó, estábamos todos atrás apoyando y disfrutando de la misma manera.




¿Qué características hacen de Prisioneros, una murga tan particular en relación con el resto del movimiento murguero?
Nosotros tenemos una murga taller con un estilo propio, que junta muchas particularidades. Tenemos variedad de instrumentos como guitarra, charango, bongó, tumbadoras, armónica, cajón peruano, maleta, bajo, trompeta, trombón, saxo y varios de accesorios de percusión. A esto le sumamos la participación de actores secundarios, que por lo general es la familia y mucha escenografía. Esto nos convierte en una mezcla de murga con espectáculo callejero. Somos una murga innovadora que fue la impulsora de cambios que hoy en día se ven en muchas murgas argentinas.
Prisioneros produce sus espectáculos con música y letras propias algo que no hace ninguna otra murga, teniendo en cuenta que por tradición las murgas toman la melodía de canciones populares y le cambian la letra.






¿Qué significa para vos la cultura murguera?

Lo de la cultura murguera es muy amplio, ¿hay una sola cultura murguera? ¿O tendríamos que hablar de culturas murgueras? Porque el movimiento murguero de por sí es un gran lío, entonces imaginen lo que será cada murga por sí sola.

Tenés murgas que van desde lo más tradicional, que conservan una determinada forma de bailar y determinados instrumentos, y por otro lado tenés lo que se llama "murga de taller" en donde encontrás a Prisioneros, que hace cambios sobre lo tradicional.

Hay diferentes formas de hacer murga y hay diferentes objetivos. Hay murgas que tienen un objetivo un poco más artístico y hay murgas que funcionan pura y exclusivamente como un espacio de contención. La cultura murguera abarca a personas de clases sociales y  barrios totalmente diferentes. Toma diferentes aspectos culturales y los unifica.
Lo interesante es justamente esto, lo variada que es, la cantidad de grupos etarios y sociales que están incluidos dentro.
Es un hermoso lío, eso no lo voy a negar, pero más allá de que compartimos ciertos aspectos, en sí cada murga es un mundo. Lo que sí puedo asegurar es que la murga como género logra unir a personas que en ningún otro ámbito se verían la cara.



¿Que análisis hacés del desarrollo cultural que se está haciendo en Avellaneda?
Es muy importante que se destine presupuesto a la cultura, porque en tiempos de crisis, es la única herramienta que le brinda un poco de contención real a las personas. Más allá de la educación que es la herramienta para empoderarlas, la cultura es la herramienta para contenerlas y para nutrir a la educación. Esto se ve hace varios años en Avellaneda. La murga funciona dentro de un club, y nosotros notamos el gran apoyo que hay a las cuestiones culturales. Más allá de que siempre se puede seguir profundizando, lo que se está dando es único con respecto a otros municipios. 
Creo que la cultura definitivamente es una herramienta de cambio muy importante, es parte fundamental de todos nosotros. 


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